
Hoy la pregunta es inevitable: ¿la infidelidad de Lara explotó justo ahora por casualidad… o fue un show cuidadosamente armado para tapar el discurso de Rodrigo Paz?
Porque mientras el vicepresidente llora ante cámaras y convierte su drama personal en contenido político, el presidente revela algo infinitamente más grave: un robo de al menos 15.000 millones de dólares.
Sí, quince mil millones.
Un agujero negro creado por el anterior Gobierno que dejó al Estado como una cloaca con tentáculos de corrupción, según palabras del propio Rodrigo Paz.
Y justo cuando el país debería estar debatiendo cómo recuperar ese dinero, cómo castigar a los responsables, cómo reconstruir un Estado saqueado… Lara aparece con su telenovela de infidelidad.
Demasiada coincidencia.
Demasiado oportuno.
Demasiado populismo.
Mientras uno desvía la atención, el otro enfrenta la realidad: un país que fue saqueado brutalmente y que hoy necesita verdad, justicia y liderazgo.
Rodrigo Paz habla del futuro.
Lara habla de sí mismo.
La diferencia es abismal.

